miércoles, 18 de diciembre de 2013

Tradiciones Navideñas en...

Las tradiciones navideñas de los pequeños pueblos siempre me han resultado las más curiosas. Es por eso por lo que voy a contaros un poco cómo eran las navidades en un pueblo del noroeste de España, Muelas de los Caballeros, en Zamora, durante las primeras décadas del siglo XX.
En vísperas del día de Navidad, de Año Nuevo y de Reyes, los niños (rapaces) pedían las vejigas de los cerdos, las lavaban y las hinchaban como si fueran globos. Se hacía un oficio religioso llamado las Vigilias y los rapaces llevaban sus vejigas para explotarlas contra el suelo cuando el cura salía de la sacristía.

El 24 de diciembre, Nochebuena, se hacía la Colación, que consistía en comida de viernes, es decir, sin grasa. Se comía un poco de todo lo que se tenía en casa: nueces, castañas, sardinas, pulpo y hasta garbanzos. Banquetes muy modestos. El día de Navidad era una fiesta familiar y se aprovechaba para estar en casa. Al día siguiente de Navidad se corrían las Cintas, que consistía en que, montado en bici o en burro, había que meter un lápiz o un palo por la anilla que había en el extremo de una cinta colgada. El que lo hacía se llevaba un premio. Y al día siguiente se corrían los Gallos. Colgado por las patas de una cuerda, había que cogerle del cuello entre los dedos corazón e índice, al pasar con una caballería mayor, y arrancarle la cabeza. 

El día de los Inocentes, 28 de diciembre, se hacía la Carrada: los jóvenes iban con un carro tirado por ellos al monte a buscar un roble. Se cortaba y se llevaba al pueblo en el carro, también tirando de él. Después se vendía como leña y con el dinero que se sacaba los mozos hacían una cena. Por el roble iban solo los mozos (o sea, los solteros); pero a la cena iban también las mozas. (Era un rito para estrechar el vínculo entre los jóvenes.) También este día los mozos “cazaban” a los casados y les obligaban a hacer lo que quisieran (lo que quisieran los mozos): morder una boñiga, saltar un tejado... Se cogía un orinal y, para poder manejarlo como incensario, se colgaba de una cuerda. Se echaban dentro buestas (boñigas de vaca) secas, se prendían (olían a demonios) y se iba incensando al prisionero, al que se llevaba atado. Pero si pasaban por delante de un comercio, o de un bar, debían concederle “todo” cuanto pidiese: chocolate, vino, galletas... Ese día era frecuente preguntar: “¿Cuántas veces te la han plantado hoy?” Si el otro contestaba que ninguna, se le replicaba: “No he visto un borrico con tanta fortuna” (bromas muy inocentes). El 29 de diciembre se llamaba Las Pegas y se hacía lo mismo, pero con los papeles cambiados. Ahora los casados perseguían a los solteros.

El día de Nochevieja, 31 de diciembre, se hacía la Cucaña (un poste clavado en el suelo, con la superficie lisa y engrasada, por el que había que trepar para alcanzar un pollo y cinco duros (25 pesetas, unos 15 céntimos de ahora). La noche de fin de año, después de cenar, no se quitaba la mesa. Mientras sigue la mesa puesta no se marcha el Ángel de la Guarda, se decía.

El 6 de enero, día de Reyes, los niños pedían el aguinaldo a su padrino, que le daba una naranja, unas nueces, unas castañas y, a veces, un par de chorizos. Los que realmente pedían por las casas eran los adultos. La víspera de Reyes, por la noche, hombres y mujeres hacían una ronda pidiendo por el pueblo. Tres hacían de Reyes, que iban a caballo, o en burro, tres de pajes y el resto cantaba. Primero se iba a casa del alcalde, luego a la del cura, a la del secretario, a la de los concejales... a las casas de los principales del pueblo, los que podían dar algo, pues el resto eran tan pobres que no podían dar nada. Les solían dar dulces (pasas, higos, caramelos) y una copa de aguardiente. Los dulces los guardaban. Sería el regalo que esa noche dejarían los Reyes a los niños. 

lunes, 16 de diciembre de 2013

Paul Schrader

Paul Schrader es un guionista, director de cine y escritor estadounidense. Nació en Michigan el 22 de julio de 1946. Para él, ya a nadie le interesa el cine: "la nueva generación de cineastas hace películas, pero no le interesa demasiado las películas. La imagen que tengo de los que ahora pueden tener veintitantos años es que se colocan en la cola del cine a pesar de que el cine está cerrado porque no les importa demasiado dónde van".


La opinión de este cineasta americano es absolutamente negativa hacia las salas de cine, pero no hacia el cine. Para Schrader, los dramas serios, el cine adulto, "están emigrando desde hace tiempo a la televisión". Ver una película a oscuras en el cine tiene un sentido comercial y económico, pero no estético o artístico. "Ahora mismo una pantalla plana en casa puede ofrecer más calidad. Estás más cómodo, el sonido es mejor, la imagen es más nítida, es más barato... Lo único malo es que si el espectador se aburre se salta partes con el mando a distancia". Según Schrader, los cambios que el cine pueda experimentar ahora son mínimos comparados con los que ya hemos vivido. Son las máquinas las que ahora harán todo el "trabajo" que nosotros realizábamos. Ya no se tienen conversaciones telefónicas, se tienen con una máquina, un contestador, y pronto habrá otras que vean películas por nosotros.



El caos que parece estar experimentando el cine es el que lleva Lindsay Lohan en su vida, protagonista de su última película 'The Canyons'. El caos es para Schrader autodestructivo. Quizás esto le esté sucediendo al cine. Toda la tecnología que parece que busca beneficios y mejoras en este mundo es lo que lo está destruyendo. La culpa de que ya nadie vaya a las salas de cine es del mismo cine. Es culpa del cine que ahora la gente sea más exigente y se salte partes con el mando a distancia. Pero, ¿qué será del cine si el ser humano inventa máquinas para no tener que ver películas? ¿Sobrevivirá? ¿Tendrá que inventar otra máquina para destruir a esas otras que lo están matando? ¿La próxima película de Paul Schrader tratará de cómo el cine quería matar al propio cine?

domingo, 15 de diciembre de 2013

El Matadero Madrid

Como conté el mes pasado, estuve en la exposición de La Villa de los Papiros en la Casa del Lector de Madrid. Me gustó tanto que ahora me gustaría compartir un poco lo maravilloso que me parece el Matadero Madrid, donde se encuentra la Casa del Lector.
Vamos a empezar con un poco de historia: el Matadero y Mercado Municipal de Ganados de Madrid, también conocido como Matadero Municipal de Legazpi o Matadero Municipal de Arganzuela, fue un conjunto de 48 edificios (en 1921 aumentaron a 64) dedicado a realizar funciones de matadero industrial y mercado de ganado en la ciudad de Madrid durante mediados del siglo XX. Tras el cierre definitivo del matadero en 1996, las instalaciones quedaron sin uso. En 1997 se incluyó en el Catálogo de Edificios Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid. Y en 2003 se decidió su transformación en un espacio cultural conocido como Matadero Madrid, que abrió sus puertas en 2007. Tras el fin de las obras, todo el terreno que había compuesto el parque del Matadero se integró en Madrid Río. 
Hoy podemos disfrutar de un amplio espacio cultural:
-Naves del español: dedica su espacio a la representación de obras de teatro contemporáneo en español.
-Intermediae y Vestíbulo: espacio creado y preparado para la interacción abierta y el diálogo cultural entre las actividades culturales del Matadero y los ciudadanos. Se permite la creación de redes de colaboración, la autocrítica, el diálogo ciudadano y el aprendizaje. 
-Central del Diseño: espacio dedicado a la exposición (difusión y promoción) de proyectos relacionados con el diseño gráfico, industrial y de interiores.
-Abierto x Obras: presenta un área de exposiciones con características especiales, de paredes negras y escasa luz, dedicado a artistas nacionales e internacionales. En funcionamiento desde el año 2007.
-La Casa del Lector: la Casa del Lector de la Fundación Sánchez Ruipérez es un Centro Internacional para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación de la Lectura.
-Cineteca: hemeroteca visual dedicada al cine de no-ficción.
-Nave de Música: espacio ocupado hasta noviembre de 2011 por la Red Bull Music Academy (RBMA Radio) y que desde 2012 acoge toda la programación musical del Matadero.
-Espacios culturales diversos: Permite ver cualquiera de los trabajos enviados al festival en todas sus ediciones desde 2004. Puede acoger presentaciones, grandes exposiciones, conciertos, talleres de producción de obra, charlas, propuestas escénicas o actividades sociales.

martes, 3 de diciembre de 2013

El adiós de Mario Vargas Llosa

El pasado 2 de diciembre falleció en Madrid el escritor Mario Vargas Llosa (28 de marzo de 1936, Arequipa, Perú), uno de los novelistas y ensayistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, que en el año 2010 había obtenido el Premio Nobel de Literatura, quizá el reconocimiento más importante a su trayectoria profesional.


Vargas Llosa nació en el seno de una familia de clase media. Sus padres se divorciaron al poco tiempo de nacer él. Vivió sus primeros años con su familia materna, que le hizo creer que su padre había muerto, pues no querían explicarle que sus padres se habían separado. Cuando tenía diez años reapareció su padre, con el que mantuvo siempre una relación muy conflictiva. El matrimonio se reconcilió y se trasladó a vivir a Lima. De los estudios de Vargas Llosa en la capital, cabe destacar su internado durante dos años en el colegio militar Leoncio Prado, experiencia que será determinante en su vida, pues allí leerá a algunos de los escritores que más le marcarán (Victor Hugo, Flaubert, Faulkner) y encontrará inspiración para la novela que le hará conocido internacionalmente, La ciudad y los perros (1962), con la que obtendrá el premio Biblioteca Breve. A los 19 años se casa con su tía política Julia Urquidi, diez años mayor que él, experiencia que novelará en La tía Julia y el escribidor (1977). El matrimonio acaba en divorcio nueve años después. Al poco se vuelve a casar con su prima Patricia Llosa, con la que tuvo tres hijos. Fue un escritor comprometido con los problemas sociales y políticos de su tiempo, lo que se refleja en sus novelas y en sus artículos de opinión. Fue candidato a la presidencia de Perú en el año 1990 y no dudó en expresar públicamente su rechazo al régimen cubano o su apoyo a partidos de corte liberal, como UPyD, en España.


Sus tres primeras novelas (la mencionada La ciudad y los perros, La casa verde -1966- y Conversación en la catedral -1969-) lo convirtieron en uno de los representantes principales del llamado Boom latinoamericano (junto a escritores de la talla de Borges, Rulfo, Carpentier, Octavio Paz, Onetti, Cortázar, Donoso, García Márquez, Cabrera Infante y otros). De la extensa obra posterior (en la que predomina la novela y el ensayo, con incursiones en el teatro y en el periodismo) de este trabajador infatigable, que llegó a simultanear siete trabajos durante su primer matrimonio, se cuentan títulos tan fundamentales de la literatura mundial del siglo XX como Pantaleón y las visitadoras (1973), La guerra del fin del mundo (1981), Elogio de la madrastra (1988) o La fiesta del chivo (2000).

Obtuvo a lo largo de su vida los reconocimientos más prestigiosos: premio Biblioteca Breve 1962 (por La ciudad y los perros), premio Rómulo Gallegos 1967 (por La casa verde), premio Príncipe de Asturias 1986, premio Planeta 1993 (por Lituma en los Andes), premio Cervantes 1994, premio Nobel de Literatura 2010. Fue miembro de la Academia Peruana de la Lengua desde 1977 y de la Real Academia Espa￱ola desde 1994. Se le concedieron numerosos doctorados honoris causa, la Legi￳n de Honor francesa en 1985 y el marquesado de Vargas Llosa por el rey Juan Carlos I en 2011.





*Este es un obituario ficticio realizado como práctica para la asignatura de Periodismo Especializado en Ciencia y Cultura*